Miles de linces invaden la red

¡Los obispos tienen los carteles y nosotras la red!… No es cierto. Ellos -inclúyase las corrientes de extrema derecha- tienen muchos medios escritos, radios, televisiones y también la red. Aún recuerdo la campaña que hicieron los sectores más radicales de la derecha en la red para atacar al doctor Montes. A los blogs que se atrevieron a criticar las homilias de algunos monseñores (recordáis aquello de Jesús murió en la cruz sin cuidados paliativos) les frieron a comentarios hostiles, insultantes y aberrates…

Ellos (escribo en masculino porque la inmensa mayoría son ellos) también han creado sus sitios en Internet. Por eso no sólo tenemos que ser más activas en la red y defender nuestros espacios, también debemos ir ganando terreno. Si ellos se atreven a enviar comentarios de lo más desagradable a nuestros blogs, no estaría mal que también nosotras llamásemos a sus puertas. Con educación, que las maneras nunca hay que perderlas.

Enviemos comentarios a las versiones digitales de nuestros diarios nacionales, sean del pelaje que sean; a las radios, a  las plataformas derechosas… No estaría nada mal que hoy, por ejemplo, una lince se colara en su sitio. ¿Os imagináis a miles de linces campando por la red? … Depende de nosotras. Yo, ahora que tengo un rato, voy a abrir la jaula. rs

Una respuesta a “Miles de linces invaden la red

  1. Totalmente de acuerdo Rosa, rebelémonos desde nuestros medios y los de otros, utilicemos la red y salgamos esta Semana Santa, de morado y en procesión, rezando la oración por el derecho al aborto que circula por la red gracias a nuestras compañeras feministas argentinas, y que en España desgraciadamente hemos tenido que pedir prestada:

    «Concédeme el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Y danos la gracia de no ser ni vírgenes ni madres. Líbranos de la autoridad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo para que seamos nosotras las que decidamos por nosotras. Ruega por que el poder judicial no haga suyos los mandatos de la Iglesia y ambos nos libren de su misógina opresión. Venga a nosotras el derecho a cuestionar si es bendito el fruto de nuestro vientre. No nos dejes caer en la tentación de no luchar por nuestros derechos. Y concédenos el milagro de la legalidad del aborto. Así sea».

    Esther

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